Llubia Adilene Espinoza Hernandez

En Memoria de Llubia Adilene Espinoza Hernández

13 de enero de 1989 – 11 de julio de 2025

Con profunda tristeza y amor eterno, la familia Espinoza Hernández comunica el fallecimiento de Llubia Adilene Espinoza Hernández, hija de Reyes Espinoza y Anabell Hernández, quien partió de este mundo el 11 de julio de 2025, a la edad de 36 años.

Llubia fue un ser de espíritu luminoso, carácter resiliente y corazón generoso. A lo largo de su vida, tocó profundamente a quienes la rodearon con su presencia serena, su compasión natural y su capacidad de sostener a otros incluso en medio de las tormentas. Su mensaje de amor, esperanza y fortaleza quedará grabado en quienes tuvimos el privilegio de caminar junto a ella.

Hermana amorosa, ángel hermoso y ser humano profundamente consciente, Llubia vivió con un sentido de propósito que trascendía las palabras. Su partida deja un vacío inmenso, pero también un legado poderoso de dulzura, fe y belleza interior.

La sobreviven sus padres y sus hermanas, quienes continúan su camino honrando la luz que ella sembró en esta vida.

Une mensaje de su alma:

“No estoy lejos. Estoy en el susurro del viento, en la calidez del sol que acaricia tu rostro, en cada instante de amor genuino que compartas. La muerte no es un final, sino un cambio de forma. Sigo aquí, más libre, más cerca que nunca. Vive, ama, resiste… como yo lo hice, pero ahora con mis alas sosteniéndote.”

In Loving Memory of Llubia Adilene Espinoza Hernández

January 13, 1989 – July 11, 2025

With deep sorrow and eternal love, the Espinoza Hernández family announces the passing of Llubia Adilene Espinoza Hernández, daughter of Reyes Espinoza and Anabell Hernández, who departed this world on July 11, 2025, at the age of 36.

Llubia was a radiant soul, resilient in spirit and generous in heart. Throughout her life, she touched those around her with a serene presence, natural compassion, and the strength to uplift others even in the midst of life’s storms. Her message of love, hope, and resilience remains etched in the hearts of all who had the privilege of walking alongside her.

A loving sister, a beautiful angel, and a deeply conscious human being, Llubia lived with a sense of purpose that transcended words. Her departure leaves a great void, but also a powerful legacy of sweetness, faith, and inner beauty.

She is survived by her parents and sisters, who continue their journey honoring the light she planted in this life.

A message from her soul:

“I am not far. I am in the whisper of the wind, in the warmth of the sun upon your face, in every moment of genuine love you share. Death is not an end, but a change of form. I am still here—freer, and closer than ever. Live, love, endure… as I did, but now with my wings holding you.”